La vida de Joaquín Benjumea Burín, un ilustre ingeniero de minas, eminente empresario y destacado político nacido en Sevilla en 1878 y fallecido en la misma ciudad en 1963 a la edad de 85 años, es un fascinante relato de tenacidad, servicio público y logros notables.
Su incursión en la política llegó tras una extensa y fructífera carrera como ingeniero y hombre de negocios. Como figura política, ocupó puestos de gran relevancia durante los primeros años de la Dictadura franquista, desempeñando roles tan cruciales como la alcaldía de Sevilla, el ministerio de Hacienda durante una década, el ministerio de Agricultura y el cargo de gobernador del Banco de España. Desde estas posiciones, Benjumea brindó un apoyo decidido a múltiples proyectos de desarrollo vinculados a Sevilla.
Familia: Nacido en el seno de una familia de la alta burguesía agraria, su padre, Diego Benjumea Pérez de Seoane, fue un abogado, ganadero y terrateniente. Su hermano, Rafael, quien llegaría a ser conde de Guadalhorce, también destacó en la política, sirviendo durante la dictadura de Primo de Rivera. Joaquín contrajo matrimonio con María Manuela Medina y Togores, con quien tuvo nueve hijos, forjando así una sólida familia.
Formación: Su educación comenzó en el Instituto San Isidoro de Sevilla, y en 1894 emprendió su formación como Ingeniero de Minas en Madrid, formando parte de la Promoción de 1901.
Inicios profesionales: Al completar su formación, regresó a Sevilla en 1901 y se trasladó a Málaga, donde trabajó en la consolidación de la Hidroeléctrica del Chorro, proyecto liderado por su hermano Rafael. Además, junto a sus hermanos, gestionó el patrimonio agrícola familiar en la provincia de Sevilla. Uno de sus notables logros fue promover la irrigación en el valle del Guadalquivir para poner fin a las sequías que asolaban la tierra, destacando su papel como promotor en 1908 de la Comunidad de Regantes del Valle inferior del Guadalquivir y su colaboración en la creación de la Confederación Hidrográfica de Guadalquivir en 1927. Además de su labor en el ámbito agrario, invirtió en varias empresas hidroeléctricas y mineras, desempeñando funciones directivas clave.
Guerra Civil: La Guerra Civil marcó un punto de inflexión en su vida pública. A los 58 años, tras la trágica muerte de su hijo José Ignacio en un enfrentamiento en las calles de Sevilla en 1936, Joaquín se unió activamente al bando nacional, liderando la retaguardia bajo las órdenes del general Queipo de Llano y ocupando diversos cargos públicos.
En el ámbito de los cargos públicos, su legado es innegable:
Entre 1936 y 1940, ejerció como presidente de la Diputación de Sevilla, donde logró la restauración de la Caja de Ahorros Provincial y la reactivación de la escuela agrícola del Cortijo del Cuarto. Asimismo, encabezó la reconstrucción de pueblos afectados por la guerra, mejorando las condiciones de vida con la introducción de electricidad, agua potable y alcantarillado.
En 1938, asumió el cargo de jefe del Servicio Nacional de Regiones Devastadas y Reparaciones y simultáneamente ocupó la alcaldía de Sevilla hasta julio de 1939.
En marzo de 1939, fue nombrado director del Instituto de Crédito para la Reconstrucción Nacional.
En agosto de 1939, ingresó en el gobierno de Franco como ministro de Agricultura y, de manera interina, se hizo cargo de la cartera de Trabajo. Su gestión en Agricultura destacó por la devolución de fincas a sus propietarios y la creación del Instituto Nacional de Colonización.
Durante el periodo 1941-1951, ejerció como Ministro de Hacienda, afrontando desafíos económicos como el mercado negro conocido como "estraperlo". Implementó diversas medidas para regular la economía y promovió reformas significativas, sin involucrarse en intrigas políticas.
En 1951, fue designado Gobernador del Banco de España y comisario de la Banca Oficial, roles que ocupó hasta su deceso en 1963.
Premios y Reconocimientos: Sus contribuciones a la sociedad y su compromiso público le valieron múltiples reconocimientos honoríficos, incluyendo el Condado de Benjumea otorgado por Francisco Franco en 1951, así como la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica y la Gran Cruz de la Orden de Carlos III.
También fue nombrado Académico De Honor de la Real Academia de Doctores de España y recibió la Medalla de Oro de la ciudad de Sevilla por su papel en la Gran Traída de Aguas y el aprovechamiento de las aguas de la Rivera de Huelva.
Además, se le otorgó el título de Hijo Predilecto de Sevilla en 1950 y fue distinguido con un Doctorado "honoris causa" por la Universidad de Sevilla en 1951 por su contribución a la cesión de la Fábrica de Tabacos a la universidad y la construcción de una nueva fábrica en el barrio de Los Remedios.
Premios y Reconocimientos: Sus contribuciones a la sociedad y su compromiso público le valieron múltiples reconocimientos honoríficos, incluyendo el Condado de Benjumea otorgado por Francisco Franco en 1951, así como la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica y la Gran Cruz de la Orden de Carlos III.
También fue nombrado Académico De Honor de la Real Academia de Doctores de España y recibió la Medalla de Oro de la ciudad de Sevilla por su papel en la Gran Traída de Aguas y el aprovechamiento de las aguas de la Rivera de Huelva.
Además, se le otorgó el título de Hijo Predilecto de Sevilla en 1950 y fue distinguido con un Doctorado "honoris causa" por la Universidad de Sevilla en 1951 por su contribución a la cesión de la Fábrica de Tabacos a la universidad y la construcción de una nueva fábrica en el barrio de Los Remedios.
La vida de Joaquín Benjumea Burín, marcada por su dedicación a la ingeniería, los negocios y el servicio público, es un ejemplo inspirador de compromiso y liderazgo en la historia de Sevilla y España. Su legado perdura como testimonio de la importancia de la dedicación y la visión en la construcción de un futuro mejor.
Autor. Feliciano Robles.
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