Prólogo
de Ingenieros Sevillanos Ilustres
Cuando
uno mira a su alrededor, es imposible no encontrar el fruto del
trabajo de algún ingeniero. Desde la electricidad, el agua y el gas
que llegan a nuestras casas como por arte de magia hasta los
teléfonos con los que nos comunicamos. Desde los vehículos que nos
transportan y las vías por las que circulan hasta los tejidos con
que nos vestimos. Desde los fertilizantes que nos alimentan hasta los
satélites que vigilan el planeta. Toda esa tecnología es fruto de
la labor de legiones de ingenieros de diversas disciplinas.
Y
sin embargo la ingeniería es, por lo general, una profesión
discreta. No es solo que los medios de comunicación centren su
atención en profesionales de otros campos. Es que la práctica de la
ingeniería es normalmente una labor de equipo, llevada a cabo en
nombre de una empresa o de una universidad y cuyos resultados a
menudo solo son comprensibles para otros ingenieros. Mientras que hay
bastantes arquitectos “estrella”, médicos famosos o incluso
paleontólogos o cosmólogos muy populares, la gente tiene
dificultades para citar el nombre de un solo ingeniero.
¿Es
mala tanta discreción? Pues depende. Por un lado, yo soy de los que
opina que lo que importa es el trabajo eficaz y callado, y no la
gloria efímera; la colaboración y no el ego. Pero por otro lado, me
parece que a los estudiantes de ingeniería les faltan hoy día
referentes profesionales, ingenieros cuyas carreras puedan tomar como
modelo o al menos como fuente de inspiración.
Por
ello me alegra mucho la publicación de este libro, que compila las
biografías de 27 ingenieros sevillanos, a cuál más admirable,
todos ellos posibles ejemplos a seguir por los
futuros
ingenieros. Además, el autor del libro ha conseguido aportar, a
menudo mediante entrevistas personales, pinceladas sobre el origen
familiar o las motivaciones vitales de los biografiados que le dan al
texto un tono más humano que la mera enumeración de logros
profesionales.
Para
los alumnos actuales y pasados de la Escuela de Ingenieros de
Sevilla, muchos de los personajes retratados en el libro tienen el
atractivo añadido de haber estudiado o enseñado en esa misma
institución. Personalmente me ha emocionado encontrar a varios de
mis profesores, alguno ya fallecido. No es, a pesar de ello, un libro
localista. Estas brillantes carreras podrían servir de modelo a
ingenieros jóvenes de cualquier país.
Para
terminar quiero aplaudir el trabajo del autor, que lleva dedicados
muchos años de su vida a escribir biografías de personajes ilustres
de distintas profesiones y orígenes. Seré escueto en mis alabanzas
por modestia, ya que el autor no es otro que mi padre. Lo único que
resaltaré es que Feliciano ha escrito esta obra de manera totalmente
altruista, con la única ambición de hacer a nuestra sociedad un
poquito más sabia. Por ello le doy las gracias de todo corazón.
Luis
A. Robles Macías
Ingeniero
industrial
Hijo del autor
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