PRÓLOGO
A
petición de su autor, Feliciano Robles Blanco, profesor de
Tecnología de instituto de Bachillerato, ingeniero técnico
industrial, y licenciado en Ciencias de la Educación, tengo el honor
de escribir la presentación de este libro titulado “Sevillanos
ilustres: Bellas artes” que incluye las biografías de cuarenta
personajes nacidos en Sevilla y entregados en vida a la creación
artística, y que aparecen agrupados en función de las materias
denominadas artes visuales, (Pintura y Escultura), artes literarias
(Literatura y Poesía) y artes audiovisuales y escénicas (Cine y
Teatro). En la obra se recogen los datos y circunstancias más
relevantes tanto del perfil de cada uno de los personajes como de su
trayectoria artística.
Considerando
el ingente trabajo que, a lo largo de los años, ha llevado a cabo
Feliciano Robles Blanco, parece que un aspecto de su “karma”,
palabra tan de moda en la actualidad, ha consistido en sacar a la luz
pública, a través de las más de mil ochocientas biografías que ha
escrito, la vida y obra de destacados personajes, algunos de los
cuales, (como es el caso de las mujeres) han permanecido ocultos
durante años, incluso marginados por biógrafos, historiadores e
investigadores del arte.
No
conozco personalmente a Feliciano, aunque sí sé que ha dedicado
muchas horas de su tiempo a este proyecto de búsqueda y edición de
biografías, y sé también que esta dedicación es propia de una
persona inquieta, entregada a su pasión de investigador, altruista
por naturaleza, “un mérito bastante insospechado en la sociedad
materialista y pragmática que nos ha tocado vivir”, como afirmé
en el prólogo dedicado a “Mujeres ilustres de Extremadura”.
En
esta selección de figuras destacadas es indudable que, por motivos
de espacio y no de méritos, no pueden figurar todos los personajes
considerados ilustres, sino sólo aquellos que han destacado de
manera sobresaliente en cuanto a su proyección nacional e
internacional.
Se
dice que Andalucía, y en concreto Sevilla, es tierra de artistas,
dicho que queda corroborado por la nómina de nombres universales que
el lector tendrá la oportunidad de reconocer y de recordar a lo
largo de la lectura de este libro.
Pintores,
escultores, escritores, cineastas y dramaturgos representativos
desfilan por sus páginas con un denominador común que es el de
haber creado belleza, arte para la Humanidad.
Permítaseme
hacer una reflexión al respecto sobre los conceptos de belleza y
arte que acabo de citar y que en nuestros días están siendo
sometidos a una permanente devaluación: La belleza, inherente al
concepto arte y no sujeta a un molde exclusivo puesto que va variando
a la par de los cambios propios de las diferentes sociedades, no se
consigue exclusivamente mediante el conocimiento de la técnica ni
por la destreza en el uso de medios sino que se llega a ella durante
el proceso creativo mediante la fusión de emociones y de
sentimientos individuales, que parten desde el interior del artista
creador y que van acompañados del consiguiente uso de la técnica,
fusión que se materializa en forma de obra de arte.
Sin
embargo, la categoría de arte ha perdido en la actualidad ese
sentido de conexión directa con el concepto de belleza. Es muy común
que determinados sectores consideren arte aquello que evoca cualquier
concepto, (cuando, en realidad, tras cualquier objeto, elemento o ser
material, subyace siempre un concepto). Desde este punto de vista, y
refiriéndome a la Pintura, el denominado arte “contemporáneo”
puede ser todo, desde una piedra y un vaso de agua hasta una bayeta
de limpieza. De ahí que el diálogo conceptual, ajeno a la expresión
de emociones, que se pretende establecer entre arte y espectador esté
conduciendo a una gran confusión, a una pérdida del sentido propio
de arte. Porque se está concediendo esa categoría al puro concepto
y se margina, con ello, un aspecto básico del proceso creativo, el
espíritu del creador. Aún peor, se considera arte cualquier objeto,
elemento o producto que se exhiba en un contexto artístico, una
galería o un museo. De modo que es el contexto, el marco que rodea
al objeto, lo que determina el valor y la categoría de artístico y
no el objeto en sí.
En
relación con esta reflexión cito aquí unas palabras de Platón,
quien consideraba el arte como “un idioma que todos los hombres
pueden entender”. Y para Hegel el arte “ es la conjunción del
espíritu y la forma, de lo finito en lo infinito, de lo real y lo
ideal, de lo subjetivo y lo objetivo”. Sin embargo, es cierto que,
a pesar de los vaivenes que experimentan los conceptos arte y
belleza, el artista creador no dejará de existir y de producir arte
mientras el hombre continúe siendo hombre.
A
lo largo de las páginas de este libro el lector podrá recrearse en
la trayectoria y obra de hombres y mujeres representativos de
diferentes sectores del arte: de la Pintura, de la Escultura, de la
Literatura, de la Poesía, del Cine y del Teatro. Personajes que han
hecho historia y que son historia.
De
la Pintura: Diego Velázquez, Bartolomé Esteban Murillo, Juan Valdés
Leal, José Jiménez Aranda, José García Ramos, Gonzalo Bilbao,
Alfonso Grosso Sánchez, Luis Gordillo, Carmen Laffon.
De
la Escultura: Juan Martínez Montañés, Pedro Roldán, La Roldana,
Antonio Susillo, Joaquin Bilbao Martinez, Lorenzo Coullaut Valera,
Antonio Castillo Lastrucci.
De
la Literatura: Luis Montoto, Torcuato Luca de Tena, José Laguillo,
Manuel Barrios, Manuel Ferrand, Alfonso Grosso, Manuel Mantero,
Nicolás Salas.
De
la Poesía: Gustavo Adolfo Bécquer, Manuel Machado, Antonio Machado,
Vicente Aleixandre, Luis Cernuda, Joaquin Romero Murube, Julia Uceda
Valiente.
Del
Cine y del Teatro: Hermanos Alvarez Quintero, Ana María Custodio,
Álvaro Custodio, Salvador Tavora, María Galiana, Manuel Summers
Finalizo
esta presentación con la seguridad de que este libro, “Sevillanos
ilustres: Bellas artes”, además de su utilidad como obra de
consulta y de divulgación de las figuras más destacadas del arte
sevillano, pondrá en valor el trabajo totalmente desinteresado de
Feliciano Robles Blanco, un libro realizado con gran afecto y
devoción por la tierra en la que él también habita desde hace ya
muchos años.
Consuelo
Hernández
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