BARTOLOMÉ MURILLO



Bartolomé Esteban Murillo, pintor. Nació en Sevilla en 1617 y murió en 1682 como consecuencia de las heridas que tuvo al sufrir una caída de un andamio cuando pintaba en el altar mayor de la iglesia de Santa Catalina, en Cádiz, Tenía entonces 64 años de edad.
la creación de una Academia de pintura en Sevilla, fue un logro fundamental de Murillo. En esta Academia se perfeccionaban los pintores, retablistas, escultores y decoradores sevillanos, se constituyó en 1660, siendo Murillo uno de sus principales promotores y presidente de la misma durante unos años.
Fue uno de los pintores más relevante de la Escuela Sevillana, con un elevado número de discípulos y seguidores que llevaron su influencia hasta bien entrado el siglo XVIII, fue también el pintor español mejor conocido y más apreciado fuera de España,

Familia

Su padre, Gaspar Esteban, era barbero-cirujano; su madre, María Pérez Murillo, provenía de una familia de plateros y pintores. Fueron catorce hermanos, de los que él fue el benjamín.
Siguiendo la tradición andaluza, el pintor adoptó el apellido materno, Murillo, en vez del paterno. Quedó huérfano a la edad de nueve años cuando, fallecieron sus padres. Entonces pasó a ser cuidado por una de sus hermanas mayores y su cuñado.
En 1645 Murillo contrajo matrimonio con Beatriz Cabrera y Villalobos, miembro de una familia de acomodados labradores de Pilas (Sevilla), tuvieron nueve hijos. Beatriz falleció a los 41 años, durante el último parto que tuvo. Murillo permaneció viudo el resto de su vida. La intensa mortalidad infantil que se registra en esta época en Sevilla sería el motivo del temprano fallecimiento de varios de sus hijos con motivos de las epidemias de peste que sufrió la ciudad.

Formación

Apenas se tienen noticias documentales de los primeros años de vida de Murillo y de su formación como pintor, se cree que recibió formación en el estudio que tenía en Sevilla Juan del Castillo, pariente suyo por parte de madre, pero no hay constancia de un contrato de aprendizaje.

Estilo

Murillo es conocido como pintor de redondeces y dulzuras, si a una imagen se asocia el nombre de Murillo es a la de sus vírgenes, siempre puras y delicadas, sencillas en la comprensión y exquisitas, envueltas por una gracia que hoy día quizá para algunos gustos pueda pecar de sentimental en exceso.
Su estilo se divide para un mejor análisis en tres fases o periodos, denominados por Ceán Bermúdez: el estilo frío (hasta 1652), el cálido (1652-1656), y el vaporoso (aproximadamente de 1667 a 1682).

Inicios artísticos

En sus inicios pintó a menudo imágenes de niños, por lo que adquirió fama en el extranjero, especialmente en Inglaterra y Francia.
En 1645 con 27 años, recibió su primer pedido importante: una serie de once lienzos para el pequeño claustro del Monasterio de San Francisco el Grande, en Sevilla. La serie incluye La cocina de los ángeles, la obra más celebrada de ese pedido, por la minuciosidad y el realismo con que están tratados los objetos cotidianos. En estas obras, Murillo combinó la influencia de la pintura de Francisco de Herrera el Viejo con el naturalismo y el tenebrismo de Francisco de Zurbarán.

Trayectoria profesional

Su éxito como pintor le aseguró trabajo y prestigio, de modo que vivió desahogadamente y pudo mantener sin dificultades a su familia.
Condicionado por la clientela, el grueso de su producción está formado por obras de carácter religioso con destino a iglesias y conventos sevillanos.
Después de pintar dos grandes lienzos para la catedral de Sevilla, empezó a especializarse en los dos temas iconográficos que mejor caracterizan su personalidad artística: la Virgen con el Niño y la Inmaculada Concepción, de los que realizó multitud de versiones; sus vírgenes fueron siempre mujeres jóvenes y dulces, inspiradas seguramente en sevillanas conocidas del artista.
Fue también uno de los más grandes retratistas de su época, habiendo desarrollado desde temprano importantes contactos con la alta sociedad sevillana, que se mostró deseosa de encargarle retratos.

Obra

Famosos son sus cuadros religiosos, en los que representa lo extraordinario de una forma sencilla, muchas veces según imágenes de lo cotidiano, como sucede en el famoso cuadro titulado Sagrada Familia del pajarito, e innumerables son sus Inmaculadas, perfectas, preciosas, delicadas y armoniosas (del Escorial, de la Media Luna, Concepción, etc), al igual que sucede con aquéllas composiciones de vírgenes con niño.
La fama de Murillo en los siglos XVIII y XIX explica que sus pinturas se hallen dispersas en museos y colecciones de todo el mundo.
En 2018 subsiste una parte importante de su producción en Sevilla, especialmente en el Museo de Bellas Artes, también hay 40 obras suyas en el Museo del Prado de Madrid y otras en el Museo Thyssen-Bornemisza, la Academia de San Fernando de Madrid, y en el Museo de Bellas Artes de Bilbao.

Relevancia

En 1658 pasó algunos meses en Madrid. Se desconocen los motivos de este viaje y lo que hiciera durante su estancia en la ciudad, pero cabe suponer que, estimulado por Herrera, quisiese conocer las últimas novedades que en materia de pintura se practicaban en la corte.
Regresó a Sevilla y por esa época tuvo su máxima actividad porque recibió los importantes encargos del retablo del monasterio de San Agustín y, sobre todo, los cuadros para Santa María la Blanca, concluidos en 1665. Posteriormente trabajó para los capuchinos de Sevilla (Santo Tomás de Villanueva repartiendo limosna) y para el Hospital de la Caridad (cuadros sobre las obras de misericordia).

Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría

En 1660, Murillo, Francisco de Herrera el Joven y varios otros artistas prominentes fundaron la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría en Sevilla, siendo Murillo nombrado presidente de esta Academia.

Murillo en Wikipedia

La enciclopedia Wikipedia tiene dedicado un artículo destacado dedicado a Murillo y a su obra.

Homenajes a Murillo
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En honor a este gran artista que ha legado al mundo tantas pinturas, no sólo religiosas, sino también sociales, abriendo así una pequeña ventana a escenas del pasado, se han bautizado con su nombre calles, plazas e incluso jardines, como es el caso de los Jardines de Murillo de Sevilla.
Una estatua en bronce del pintor se alza sobre un pedestal en la Plaza del Museo, frente al Museo de Bellas Artes de Sevilla, obra del escultor madrileño Sabino de Medina fechada en 1864, y una réplica posterior del mismo autor, se levanta en la plaza de Murillo de Madrid, entre el Museo del Prado y el Real Jardín Botánico.
Existe una escultura de Murillo que corona, junto a otros 11 ilustres sevillanos, la fachada del Palacio de San Telmo de Sevilla. También existe en Sevilla el Museo Casa de Murillo; un museo-monumento del pintor sevillano inaugurado en 1982.
Murillo fue muy querido, tanto en círculos cultos como populares; existen diversas referencias al pintor dentro del mundo literario. Innumerables poemas y relatos glosaron tanto su personalidad como su pintura.
En 1960, se emitió en España una serie de sellos filatélicos de diferentes valores representando diversas obras de Bartolomé Esteban Murillo.

Autor: Feliciano Robles.


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