Hernán Ruiz II “El Joven· Jiménez, arquitecto del Renacimiento y profesor. Nació en algún lugar del Reino de Córdoba en 1514 y murió en Sevilla en 1569 a los 54 años de edad.
Se trata, sin duda alguna, del arquitecto más relevante que ha nacido en Andalucía, con una obra parangonable a la de cualquier profesional del Renacimiento italiano de primera fila.
Familia. Perteneció a una gran familia de Maestros de Obras, su padre Hernán Rodríguez Ruiz, fue conocido como “El Viejo”, tuvo un hermano mayor, llamado Hernán Ruiz III (Díaz), los tres arquitectos llegaron a trabajar juntos en varios proyectos por toda Andalucía. Modernamente se le ha llamado, por lo mismo, “El Mozo” o “Hernán Ruiz II” y también “El Joven”
Dos de sus hijas se casaron con escultores afincados también en Sevilla, miembros de la denominada Escuela sevillana de escultura, Jerónimo Hernández y Andrés de Ocampo.
Formación. Aprendió la profesión de la mano de su padre y de su hermano mayor. En 1530 se tituló en Córdoba como alarife, siendo ya cantero,
Docencia. Simultaneando con su profesión principal ejerció también la docencia
Trayectoria profesional. Además de ejercer la profesión libre, ejerció los cargos de maestro mayor en las catedrales de Córdoba (1547-) y Sevilla (1557-1569), en el obispado de Córdoba y en el arzobispado de Sevilla (1562-1569), en el Cabildo civil —Ayuntamiento de Sevilla— (1560-1569) y en el hospital de las Cinco Llagas de Sevilla —actual Parlamento de Andalucía— (1558-1569).
Proyectos. Realizó obras civiles y religiosas, públicas y privadas, trabajos de planificación urbana, comunicaciones e hidráulica, mobiliario y arquitectura efímera, ingenios, escritos y dibujos. Todo ello en las actuales provincias de Badajoz, y las de todo Andalucía, .
Hay que tener en cuenta que en las obras de Córdoba y su provincia, y en menor medida en las de Sevilla y Cádiz, los tres familiares “Hernán Ruiz” intervinieron de manera consecutiva o incluso simultánea, y que por tanto no siempre es fácil diferenciar sus respectivas aportaciones en cada obra.
Obras emblemáticas en Sevilla. En Seviilla hay tres obras emblemáticas en las que colaboró activamente este personaje:
Sala Capitular de la Catedral de Sevilla. En 1558 presentó las trazas para la "Sala Capitular" y un modelo para el campanario de La Giralda, su obras emblemáticas para la Catedral de Sevilla. En la primera de ellas su autor llegó a la máxima expresión en su experimentación manierista creando su acceso a través de un estrecho y tortuoso pasillo de ingreso que intencionadamente acaba bruscamente en la gran Sala elíptica ampliamente iluminada y articulada con órdenes gigantes que se cubre con una magistral bóveda ovalada con linterna (acabada luego por Asensio de Maeda, al igual que el laborioso trazado radial de su pavimento).
Campanario de La Giralda. En 1568 concluyó el cuerpo de campanas de La Giralda, recreciendo el viejo alminar almohade con cuatro cuerpos decrecientes en claro estilo renacentista, rematados por la famosa escultura en bronce que representa el triunfo de la Fe Victoriosa (el giraldillo), que le sirve de veleta y da nombre al conjunto. Es esta una obra excepcional que combina de forma admirable la piedra, el ladrillo y la azulejería, y que con gran acierto logra adaptarse al cuerpo de la torre islámica como si de su prolongación natural se tratara.
Iglesia del Hospital de las Cinco Llagas. También en 1558 se hizo cargo de las obras del Hospital de la Sangre donde levanta su iglesia tras experimentar distintas soluciones y optar por presentarla aislada, a eje con el ingreso. Con esta iglesia se inaugura el tipo de las llamadas "de cajón", de gran trascendencia luego en la arquitectura religiosa sevillana. Tratada interiormente con una monumentalidad antes no conocida y con una personal articulación de los elementos, destaca la ornamentación de su fachada que incluye una portada organizada según un arco triunfal, con relieves labrados en 1564 por Juan Bautista Vázquez El Viejo.
Escritos y dibujos. En los numerosos dibujos y textos que realizó se detectan influjos de Serlio, Vignola, Durero, Parmigianino, Herrera y Vesalio. Además contaba con una traducción incompleta de “De architectvra” de Vitruvio, la más antigua conocida de las que se efectuaron al castellano.
La parte gráfica la constituyen varios centenares de dibujos de geometría, perspectiva, anatomía, cantería, asolamiento, carpintería, y, sobre todo, de experimentos arquitectónicos: órdenes, plantas, alzados, secciones, ventanas, portadas, escaleras, molduras y un largo repertorio de formas variadísimas.
Algunos tiene relación con su obra construida, pero sobre todo con la iglesia del Hospital de las Cinco Llagas.
Testamento. Unos días antes de fallecer, hizo testamento, dejando a su hijo mayor Hernán (Díaz) Ruiz, su biblioteca, en la que había numerosos libros de arquitectura, entre ellos los de Leon Battista Alberti y Alberto Durero y quizás varios centenares de folios del propio Hernán Díaz, que tras su muerte, algunos familiares se encargaron de, primero saquear y usar, y más adelante de ordenar, completar, numerar, y encuadernar, formando un volumen misceláneo dotado de cierta coherencia.
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