Luis
Cernuda Bidón, poeta, profesor y
crítico literario. Nació en Sevilla en 1902 y murió exiliado en
México en 1963 a los 61 años de edad
Fue
miembro destacado de la llamada “Generación del 27”. Soledad,
dolor, sensibilidad... son notas características de la personalidad
de Cernuda. Su descontento con el mundo y su rebeldía se deben, en
gran medida, a su condición de homosexual, a su conciencia de haber
sido un marginado.
Familia
Su
padre, Bernardo Cernuda Bousa, era natural de Puerto Rico, aunque los
abuelos paternos procedían de España. Su madre, Amparo Bidón
Cuéllar, era sevillana, con ascendencia francesa por la rama
materna. El padre era militar, del cuerpo de ingenieros, y
llegó a alcanzar el grado de coronel. Tuvo dos
hermanas mayores. No tuvo descendencia.
Cernuda
se crió en un ambiente burgués acomodado, tranquilo y a la vez
monótono, bajo la actitud castrense y autoritaria del padre, que
mantuvo en el hogar una rígida disciplina.
Formación
Estudió
el bachillerato en el colegio de los escolapios y escribió sus
primeros versos a instancias de su profesor de retórica. En 1919
empezó a estudiar Derecho y Literatura Española, en la Universidad
de Sevilla, allí tuvo como profesor a Pedro Salinas, quien le
introdujo en la Literatura y le ayudó en sus primeras publicaciones.
Interrumpió
los estudios para realizar el servicio militar y en 1926 acabó la
licenciatura en Derecho que no llegará a ejercer.
En
Sevilla asistía con Higinio Capote y Joaquín Romero Murube a las
tertulias literarias organizadas por Salinas. En esa época leyó
con avidez a los clásicos: Garcilaso, Fray Luis, Góngora, Lope,
etcétera. También estudió francés y conoció a Mallarmé,
Baudelaire y Rimbaud.
En
estos años descubrió también a un autor francés que le influirá
poderosamente, Andre Gide, y en el que encontrará el poeta sevillano
un paralelo de sí mismo.
Obra
poética y literaria
Sus
creaciones poéticas se basan en el contraste entre la de su anhelo
de realización personal (el deseo) y los límites impuestos por el
mundo que le rodea (la realidad). Es una poesía de raíz romántica.
Los temas más habituales son la soledad, el deseo de un mundo
habitable y, sobre todo, el amor (exaltado o insatisfecho).
En
1925 conoció a Juan Ramón Jiménez y publicó sus primeros poemas
en la Revista de Occidente.
En
1926 viajó a Madrid y empezó a colaborar en las revistas La Verdad,
Mediodía y Litoral, esta última pertenecía al matrimonio formado
por Manuel Altolaguirre y Concha Méndez, a los que siempre le unirá
una gran amistad, incluso en el exilio mexicano.
Su
primera obra, “Perfil del aire” (1927), estaba en la línea de la
poesía pura. De su estancia en Francia surgió “Un río, un amor”
(1929), influido por el surrealismo.
“Donde
habite el olvido” (1934) es un libro desgarrador por la sinceridad
con la que aborda el fracaso amoroso que había tenido.
Desde
1936 agrupó toda la poesía que va produciendo bajo el título “La
realidad y el deseo”, al que va añadiendo poemas.
En
el exilio publicó “Las nubes” (1940), “Con las horas contadas”
(1950-1956) y “Desolación de la quimera” (1962).
En
prosa escribió “Ocnos” (1942) evocación de Andalucía desde la
distancia. Es una especie de autobiografía en prosa poética, y de
otras fuentes, donde se desprende que Cernuda, desde niño, fue
tímido e hipersensible, con pocos amigos y con una tendencia a la
soledad contemplativa y a la meditación
En
1927 asistió como oyente a los actos celebrados en el Ateneo de
Sevilla con motivo del tercer centenario de la muerte de Góngora,
porque ya conocía a varios de los intervinientes de la que sería
denominada después Generación de 1927. Gerardo Diego lo incluyó en
su Antología (1932). También escribió interesantes ensayos
literarios y colaboró en revistas y periódicos.
Homosexualidad
Cuando
reconoció su condición de homosexual, recibió severas críticas de
la sociedad de su época. Sin embargo, a su amor no correspondido,
Serafín le dedica los libros: “Donde habite el olvido”, (1934),
un libro neorromántico, con gran influencia de Bécquer, donde
revela angustiosamente su frustración por un amor no correspondido.
“Placeres prohibidos”, se escribe en defensa abierta a la
homosexualidad y de carácter surrealista.
Segunda
República
Al
proclamarse la Segunda República, la recibió con ilusión, y
siempre se mostró dispuesto a colaborar con todo lo que fuera buscar
una España más tolerante, liberal y culta. Cernuda se involucró
en el proyecto de las Misiones pedagógicas, primero en la sección
Bibliotecas y luego en el Museo ambulante; con ellos recorrió los
pueblos de Castilla y Andalucía; colaboró además en la revista
Octubre de Rafael Alberti (1933). Al año siguiente publica Donde
habite el olvido y empezó a leer a los poetas del Romanticismo
europeo.
En
1936, poco antes de estallar la Guerra Civil, intervino en el
homenaje a Valle-Inclán. Por otra parte le rinden un homenaje por la
publicación de su obra La realidad y el deseo.
Guerra
Civil
Al
estallar la guerra civil pasó dos meses como agregado de la Embajada
Española en París, allí se entera del asesinato de Federico García
Lorca y le escribe una sentida elegía, "A un poeta muerto (F.
G. L.)" cuyos dos últimos párrafos fueron censurados.
Participó
activamente desde las trincheras culturales organizando actividades
de todo tipo, como es la fundación de la revista “Hora de España”,
junto con poetas como Alberti.
Se
alistó en el Batallón Alpino; con él es enviado a la Sierra de
Guadarrama. En abril de 1937 se traslada a Valencia, donde colabora
con Hora de España, participa allí en el II Congreso de
Intelectuales Antifascistas de Valencia, donde conoce a Octavio Paz,
a quien volverá a ver más adelante en México.
En
el verano interpreta el papel de Don Pedro en la representación de
Mariana Pineda dirigida por Altolaguirre.
Exilio
en el Reino Unido
En
1938 fue a dar unas conferencias a Inglaterra, y ya no volvió a
España, iniciando un triste exilio hasta su muerte en 1963. En
Inglaterra ejerció de tutor de niños vascos refugiados, lo que le
inspiró el poema «Niño muerto»; y fue profesor de Literatura en
Glasgow, Cambridge, Londres, luego trabajó como profesor en el
internado Cranleigh School. Leyó a los clásicos ingleses, y trabajó
mas tarde como lector de español en la Universidad de Glasgow, y en
la Universidad de Cambridge (1943) y el Instituto Español de Londres
(1945). Terminó de escribir Las nubes y escribió en prosa el libro
Ocnos.
En
1944 un nuevo amor le inspiró los poemas de “Vivir sin estar
viviendo” y desarrolló una intensa labor de crítico literario,
publicando en el Bulletin of Hispanic Studies varios ensayos sobre
poesía española y tradujo a Troilo y Cresida de Shakespeare
(1945).
Exilio
en Estados Unidos
En
1947 inició su exilio norteamericano; allí enseñó literatura en
el colegio femenino de Mount Holyoke (Massachusetts), puesto que
desempeñará hasta 1952, y logró por fin la ansiada estabilidad
económica, sin embargo, el clima lo deprimía, por lo que se fue a
México. En 1960 volverá a EE.UU, a Los Ángeles, para impartir
clases por espacio de tres años.
Exilio
en México
Tres
viajes a México en 1949, 1950 y 1951 le hicieron desear volver a
vivir en una tierra donde se habla el español, en compañía del
amplio exilio republicano refugiado allí gracias a la hospitalidad
del presidente Lázaro Cárdenas.
Se
estableció en México D.F. en 1952; allí se enamoró de un
culturista llamado Salvador Alighieri; a él están dedicados los
“Poemas para un cuerpo”. En México volvió a ver a Octavio Paz y
a los Altolaguirre.
Desde
1954 trabajó en la Universidad Nacional Autónoma de México como
profesor por horas e investigó con una beca del Colegio de México y
colaboró en diversas revistas y periódicos mexicanos. La
muerte, le sorprendió en ese país, en 1963 y está
enterrado en la sección española del Panteón Jardín
Reivindicación
en España
En
1955 su figura es reivindicada en España por un grupo de jóvenes
poetas cordobeses, el Grupo Cántico, en 1956 emprende la redacción
de los primeros poemas de “Desolación de la Quimera” y en 1957
se imprimen los “Poemas para un cuerpo” y sus “Estudios sobre
poesía española contemporánea. Empezó a mantener correspondencia
con jóvenes poetas españoles”.
En
1960 el editor Carlos Barral le publicó en Barcelona los ensayos
contenidos en las dos partes de “Poesía y literatura”.
Valoraciones
Octavio
Paz, que en un breve ensayo dedicado a Luis Cernuda , escribió sobre
el sentido de la palabra deseo en los trabajos del poeta: "Con
cierta pereza se tiende a ver en los poemas de Cernuda meras
variaciones de un viejo lugar común: la realidad acaba por destruir
al deseo, nuestra vida es una continua oscilación entre privación y
saciedad. A mí me parece que, además, dicen otra cosa, más cierta
y terrible: si el deseo es real, la realidad es irreal. El deseo
vuelve real lo imaginario, irreal la realidad".
No hay comentarios:
Publicar un comentario