JOSÉ DELGADO BRACKENBURY



José Delgado Brackenbury, ilustre ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, nació en Madrid en 1879 y falleció en Madrid en 1956, a la edad de 77 años.. No obstante, su influencia y legado trascendieron las fronteras de su lugar de origen, quedando de manera inquebrantable vinculado a la ciudad de Sevilla.

La encomiable misión que persiguió a lo largo de su vida fue la mejora de la navegación por el río Guadalquivir, así como la mitigación de los estragos ocasionados por las inundaciones en la urbe. En calidad de ingeniero jefe de las obras del Puerto de Sevilla, llevó a cabo trascendentales obras fluviales, entre las cuales destacan el Puente de hierro de Afonso XIII y el Plan de Mejoras del Puerto. Estas monumentales obras se erigen como hitos históricos que han dejado una huella indeleble en la ciudad de Sevilla y sus alrededores.

Familia: José Delgado Brackenbury proviene de una estirpe distinguida, siendo hijo de Manuel Delgado Zuleta, quien ostentó el cargo de capitán general y gobernador militar de Puerto Rico, y de Magdalena Brackembury, hija del cónsul británico en Cádiz. En su familia, que constaba de siete hermanos, sobresalen figuras notables como el escultor Manuel Delgado Brackenbury y Guillermo Delgado Brackembury, aviador militar. Además, José Delgado Brackenbury contrajo matrimonio con María de la Serna Méndez-Vigo, con quien tuvo el inmenso privilegio de tener cuatro descendientes.

Formación; Sus años formativos los transcurrió en Madrid, donde se embarcó en la carrera de ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, forjando así los cimientos de su prolífica carrera.

Plan Delgado Brackenbury: El célebre Plan Delgado Brackenbury se materializó con un presupuesto que superó la cuantiosa cifra de 42 millones de pesetas, financiado por la Junta General de Puertos con cargo a un presupuesto extraordinario de 600 millones destinados a tal propósito. La esencia del proyecto consistió en abrir un canal que, partiendo desde la ubicación frente a la Cartuja, aguas arriba de Sevilla, se fusionaría con el brazo de San Juan, en las cercanías de dicho pueblo. Este canal, concebido como el epicentro de todo el conjunto, desvió el curso del río a su paso por Sevilla, redirigiéndolo hacia la Vega de Triana, donde se abría el nuevo cauce fluvial.

Para garantizar la separación del puerto del influjo del río y liberarlo de sus efectos perniciosos, se erigieron tres terraplenes de contención: uno en Chapina, otro en el extremo sur del canal de Alfonso XIII, y un tercero en un tramo del antiguo cauce, conocido como la Punta de Tablada. El recinto portuario en su totalidad se transformó en una dársena cerrada, cuyo acceso se efectuaba mediante una esclusa situada adyacente al cerramiento del canal.

Sin embargo, el Ministerio de Fomento, previo a su aprobación, introdujo ciertas modificaciones. La principal de ellas consistió en trasladar la dársena de petroleros al Canal de Alfonso XIII, antes del emplazamiento de la esclusa, adoptando una ubicación similar a la futura Dársena del Centenario. En lo que respecta al cerramiento de Chapina, se decidió mantenerlo parcialmente abierto mediante una pequeña esclusa, con el objetivo de conectar el puerto con la zona alta de la ría, en consideración a la posibilidad de una futura navegación fluvial entre Sevilla y Córdoba para embarcaciones de menor calado, un proyecto que estaba bajo estudio. Lamentablemente, ni la Dársena del Hipódromo ni la Dársena de Petroleros ni esta esclusa llegaron a materializarse. El prolongado período de construcción de las obras ocasionó modificaciones en los planes originales, y esas perspectivas inicialmente válidas quedaron obsoletas.

El puerto concebido por Delgado Brackenbury se caracterizaba por su integración en el entramado urbano de la ciudad, conviviendo armoniosamente con ella. De haberse concretado, es plausible que su progresivo aislamiento no habría sido tan marcado como lo es en la actualidad.

La pieza central de todo este empeño fue la apertura del nuevo cauce, que se extendía a lo largo de 3.200 metros y tenía una anchura media de 150 metros, con un calado de cuatro metros. Comprendía tres curvas de radio amplio, seguidas de tres rectas, la última de las cuales constituía una prolongación del tramo de las Pitas en el brazo de San Juan. La ejecución de la obra se encomendó a la empresa "Vías y Riegos," con la "Maquinista Terrestre Marítima" a cargo de la parte metálica. En cuanto al diseño de las puertas, se optó por las puertas batientes en lugar de las correderas, pues se consideró que en el caso de Sevilla, las aguas, ricas en limo durante gran parte del año, dejarían un espeso depósito de lodo en las guías de las puertas correderas. El contrato con la sociedad encargada se selló el 26 de julio de 1929, y los trabajos dieron inicio el 2 de diciembre del mismo año.

Se tenía previsto que la obra se completara en diciembre de 1933, pero las demoras derivadas de la realización del nuevo cauce, las huelgas, los problemas con los materiales y otros contratiempos llevaron a un avance más lento de lo proyectado, lo que desencadenó la guerra y, aún así, no se había concluido. A partir de entonces, los acontecimientos obligaron a otorgar numerosas prórrogas a los contratistas, hasta un total de once, siendo la última concedida el 26 de enero de 1948. Finalmente, la obra se dio por finalizada en 1951.

El Plan Delgado Brackenbury englobó la realización de una serie de obras complementarias. La primera de estas fue la reubicación del embarcadero de minerales de la Compañía Gaditana de Minas de Aznalcóllar en el Guadalquivir. Dicha reubicación resultó necesaria debido a la falta de calado en el puerto original, y se emplazó en San Juan, en las proximidades de los Muelles de Minas de Cala, entregándose en 1933.

El Plan Delgado Brackenbury, desarrollado entre 1927 y 1950, sentó las bases de la configuración actual de la infraestructura portuaria, aunque la presión urbanística posterior, que en un primer momento dejó inalterado el Puente de San Telmo y posteriormente añadió otro junto al muelle de Nueva York, sumado al incremento en el tamaño de las embarcaciones y su creciente especialización, que requería una infraestructura adecuada, han ido reduciendo el espacio de la zona que originalmente pertenecía al puerto.

Premios y reconocimientos: Como justa recompensa por su incansable labor, José Delgado Brackenbury recibió el prestigioso galardón de la Orden del Mérito Civil en el año 1949. Además, está pendiente la nomenclatura de una calle en honor a su legado en la zona del puerto de Sevilla, un reconocimiento merecido que perpetuará su memoria en las calles de la ciudad que tanto amó y transformó con su ingenio y dedicación.


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