BALBINO MARRÓN Y RANERO


Buenas tardes como hoy el programa está dedicado especialmente el Palacio de San Telmo, nuestro compañero Feliciano Robles, ha considero oportuno dedicar este espacio al famoso arquitecto Balbino Marrón y Ranero, que tuvo una actuación destacada en la remodelación palacio durante los años que estuvo al servicio de los Duques de Montpensier,

Para empezar dino Feliciano ¿Quién fue Balbino Marrón y Ranero?

Balbino Marrón y Ranero fue un destacado arquitecto y urbanista, nacido en Vizcaya, en 1812, y murió en Bilbao en 1867, a la edad de 55 años. A lo largo de su prolífica carrera, Marrón y Ranero dejó una huella indeleble en el mundo de la arquitectura y el urbanismo, sin embargo, su legado todavía espera el merecido reconocimiento, en gran parte debido a la falta de un análisis sistemático de su vasta obra. Tuvo una larga relación profesional con la ciudad de Sevilla.

¿Cómo fue su formación?

Sus primeros pasos en la arquitectura los dio en Bilbao, pero su formación floreció en Sevilla, donde tuvo el privilegio de estudiar bajo la tutela de dos notables maestros: Salustiano Ardanaz y Melchor Cano. En 1837, emprendió un viaje a Madrid para enfrentar el riguroso examen de la Academia de Bellas Artes, y con éxito obtuvo el título de arquitecto en ese mismo año.

¿Inicios profesionales en Jerez?

Los inicios de su carrera estuvieron marcados por su labor en Jerez de la Frontera, donde desde 1838 ocupó el cargo de maestro mayor de obras públicas, equivalente hoy en día a ser arquitecto municipal. Durante su tiempo en Jerez, Marrón y Ranero llevó a cabo proyectos notables, incluyendo la cárcel pública, las casas consistoriales, cuarteles en la plaza de la Constitución, la capilla y el panteón del cementerio, así como la construcción de un depósito subterráneo con capacidad para 100,000 arrobas de agua y mejoras en empedrados de calles y aceras. Además, se destacó en la creación de bodegas y almacenes de vinos para particulares.

¿Cómo fue su trayectoria profesional en Sevilla?

Una vez titulado, Marrón y Ranero se estableció en Sevilla, donde se unió al estudio de Melchor Cano, quien había sido arquitecto municipal de la ciudad entre 1825 y 1840.

Pasada su estancia en Jerez en 1846, Balbino Marró, se trasladó a Sevilla para asumir el cargo de arquitecto municipal de la ciudad, marcando un hito en su carrera. En 1860, el Gobierno de España lo nombró Arquitecto Provincial de Sevilla y consejero de la Delegación del Gobierno, lo que lo puso al frente de todas las obras gubernamentales en la provincia hasta su fallecimiento en 1867.

Su labor en la ciudad dejó una profunda huella, con proyectos notables como el Cementerio de San Fernando en 1851 y la fachada del ayuntamiento que da a la plaza Nueva en 1852, en colaboración con Ángel de Ayala. También se destacó en la fachada del Museo de Pinturas, hoy Museo de Bellas Artes, aunque esta última fue reconstruida en 1945. El Mercado de Abastos de la calle Feria, construido en 1862, es otro testimonio de su habilidad arquitectónica.

¿Cómo fue su participación en el Palacio de San Telmo?

El historiador Vicente Lleó Cañal ha escrito un extenso trabajo sobre las aportaciones que hizo Balbino Marrón en el Palacio de San Telmo: En dicho libro trata de analizar especialmente la Intervención del arquitecto Balbino Marrón para transformar el Seminario en Palacio, coincidiendo con la llegada de los duques de Montpensier a la ciudad de Sevilla, en la segunda mitad del siglo XIX. La aportación de Marrón confiere al edificio una unidad definitiva, convirtiéndolo en un recinto acabado y cerrado sobre sí mismo. Igualmente, el arquitecto supo ejecutar con gran sensibilidad la rehabilitación como palacio, con las modificaciones funcionales que la transformación implicaba.

Marrón trabajo en este proyecto desde 1849 hasta 1867 para los Duques de Montpensier.

¿Cómo fue su trayectoria como urbanista?

Además de sus contribuciones en el ámbito arquitectónico, Balbino Marrón se destacó como urbanista, dejando una profunda influencia en el diseño de la ciudad. Ordenó terrenos para la celebración de la Feria de Abril en 1847, y en 1850, supervisó la ordenación municipal de la zona. Otras contribuciones urbanísticas notables incluyen la creación de la plaza del Museo en 1846, el cementerio de San Fernando en 1852, el mercado del Perneo en 1858 y la planificación de calles como Tetuán, Naranjo (Méndez Núñez) y la actual calle Bilbao, que implicó modificaciones en el convento de San Buenaventura. Su labor también se extendió a la separación urbanística de la zona de la Huerta del Retiro, la ordenación de la Alameda de Hércules y la creación de calles rectas en las afueras del barrio de la Cestería y de la Puerta de Triana.

¿Qué reconocimientos académicos tuvo?

Balbino Marrón también fue un miembro activo de diversas instituciones culturales y academias, como la Real Sociedad Económica de Amigos del País desde 1838. Fue nombrado miembro numerario de la Academia de San Fernando en 1847 y ocupó el cargo de arquitecto de número en la Academia de Santa Isabel de Hungría desde 1850 hasta su fallecimiento en 1867.

¿Qué nos queda de su legado?

La vida y legado de Balbino Marrón y Ranero son un testimonio de su profundo compromiso con la arquitectura, el urbanismo y la cultura en el siglo XIX, y su influencia perdura en las ciudades que ayudó a moldear. Su nombre merece el reconocimiento y admiración que su destacada trayectoria profesional indiscutiblemente merece.



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